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Resumiendo se podría decir que existe una doble vertiente en Yo La Tengo: los que acarician y los que dan calambres. De los primeros tenemos como muestra más inmediata el reciente e irregular “Summer sun” (2003) creado al amparo de la calidez pop, la climatología jazz y lounge, más alguna que otra aventura funky con la varita mágica de la inspiración tocándolos intermitentemente. De los segundos, a modo de epílogo, llega este mini-cd que exhibe el poderoso punch guitarrero del trío, ese que algunos echaban en falta en últimos movimientos de Georgia, Ira y James. Interconectados ambos trabajos por el tema titular, “Today is the day”- interpretado en ”Summer sun”, sensual y parsiomonioso, y aquí como uno de esos torbellinos noise pop exprimidos con nervio que recuerdan en su tratamiento al clásico “Tom Courtney”-, bien podrían considerarse como la cara y la cruz de una misma moneda. Y mucho me temo que, en esta ocasión, la cruz tiene todas las de ganar para más de uno, ya que a la citada, tanto “Styles of the times” como “Outsmartener” se aúnan en una tripleta que traslada a “esos” Yo La Tengo, los del vértice menos conocido del triángulo formado junto a Pixies y Sonic Youth allá por los primeros noventa.

Todo un placer reencontrarse con la rítmica martilleante y obsesiva a golpe de feedback de la primera, o dejarse llevar por al atmósfera oriental de la segunda, para comprobar que no, no han perdido ni un ápice de contundencia en ese terreno al que parecían haberle dado la espalda en su “madurez”.
Ambos temas, grabados el pasado año, se completan con una serie de retales guardados en la trastienda del grupo provinientes de diferentes fechas y lugares. Por un lado, una preciosista versión de “Needle of Death” (original del músico de folk contemporáneo Bert Jansch), un tremendamente curioso “Dr Crash” que bien podría ser un particular homenaje a los Booker T & Mg´s y, finalmente, una relectura en formato acústico de “Cherry Chapstick” tomada en directo para una radio australiana, que hará las delicias de todo fan que se precie. Javier Becerra
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Después de haber presentado este trabajo a su anterior compañía, esta decidió prescindir de él por considerarlo “poco comercial”.Wilco han pasado un año recorriendo otras discográficas hasta llegar a Nonesuch, la cual ha visto el potencial que otros no querían ver.
Comenzar diciendo que “Yankee Hotel Foxtrot” está a la altura de “Automatic for the People” de R.E.M. , lo que significa palabras mayores para los tiempos musicales que corren. El grupo de Jeff Tweedy ha superado el excelente“Summer Teeth” entregándonos una obra que perdurará mucho tiempo en nuestra memoria.

Con una producción impecable a cargo del propio grupo y con la ayuda de Jim O’Rourke ,sin artificios pero salpicada de miles de detalles y arreglos milimétricamente situados, se presenta una secuencia de temas perfecta,donde no sobra ni falta nada como si se tratara de un rompecabezas.

Contiene dos potenciales hits como “Kamera” y “Heavy Metal Drummer” ,los cuales serían canciones del verano si las radios y las televisiones se decidieran a abrir sus oidos .

Es imposible resistirse a canciones como “I’m trying to break your Heart”, ”Radio Cure” y “Ashes of American Flags” donde demuestran como unir las raices y tradición de su paìs con un sonido rabiosamente actual como ya han hecho con el legado de clásicos en “Mermaid Avenue” junto a Billy Bragg.

“Jesús,etc” es la cima del disco,candidata desde ya a destacar entre las mejores de este 2002. Jeff Tweedy canta con tristeza y esperanza sobre una letra ambigua:¿religión o desamor?….

Wilco han ido variando su estilo durante estos años,desde el deje “stoniano” de “Being There” hasta una influencia más Lennon-McCartney actual como demuestran en “I’m the man who loves you” y “Poor Places” , puros caramelos “beatle”.
“Reservations” pone el broche de oro, un paisaje sonoro minimal y decadente de declaraciones de amor.

Yankee Hotel Foxtrot no debería pasar desapercibido,sería terriblemente injusto.
¿Os podeís imaginar a “Heavy Metal Drummer” en un spot de telefonía movil?……
Muzikalia
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El ex líder de Pulp, que en el 2006 publicaba su álbum debut como solista, «Jarvis», dijo que prefiere a la gente «desorganizada» y que no le importa nada, en lugar de aquellos músicos que parecen empresarios.
«Leer una entrevista con Razorlight es como leer The Economist, diciendo ‘Si, bueno, vamos a ser grandes en los Estados Unidos y pensamos que este álbum será sucedido por uno mejor’… eso es lo que diría alguien de la compañía discográfica, no los tipos de la banda».
«Y hasta The Rapture, una banda que me gusta, dio una nota que leí en la que hablaban de tener al mismo manager que U2. Yo pensé ‘¿Por qué tengo que saber esto?’. Eso no tiene nada que ver con la música. No me importa quién es su manager. No me importa quién fabrica sus guitarras. En verdad no me importa cuantos discos han vendido. Sólo quiero saber si tienen algo para decir y si son interesantes».

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Real Emotional Trash es el cuarto álbum solista de Malkmus, el segundo que graba con The Jicks (el anterior fue Pig Lib), a esta altura algo más que una simple banda de acompañamiento. Al bajo de Joanna Bolme y las guitarras y teclados de Mike Clark ahora se le suma la enérgica Janet Weiss (Sleater-Kinney, Quasi) en batería. Con ellos al lado Malkmus se suelta, canta como nunca y se transforma en guitar hero.

El título homónimo del álbum retoma de nuevo la base psicoprogresiva de parte del álbum en una pieza de casi diez minutos con lugar a la psicodelia, el jazz y el pop con huellas post-punk de Television. No faltan tampoco ecos de los Beatles lisérgicos y de la Velvet Underground.
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El disco debut de Elliott Smith funciona como un excelente punto de partida para aproximarse a la obra del solitario y malogrado compositor, oriundo de Omaha, Nebraska (sí, al igual que Conor Oberst). Como todos los jóvenes que querían dedicarse a la música en el noroeste de Estados Unidos de principios de los ’90, Steven Paul Smith cantaba y tocaba guitarra en una banda grunge, llamada Heatmiser. Roman candle es la primera prueba de que ni el sonido ni la dinámica grupal era lo que más acomodaban a Smith. Por esos días declaraba la frustración que le producía llegar con canciones que luego mutaban a lo que él consideraba “ruido», además de no sentirse identificado con la gente que iba a ver sus shows en Portland, ciudad en la que vivió su adolescencia junto a su padre. La experiencia Heatmiser era, entonces, una careta con pronta fecha de caducidad.

Motivado por J.J. Gonson, su entonces novia y manager de Heatmiser, Smith grabó sus piezas más íntimas en un subterráneo, con su grabador de cuatro pistas. Nunca tuvo el afán de mostrarlas, consciente de que todo lo que fuera distinto al grunge estaba destinado al fracaso. Fue la misma Gonson quien envió el demo a un ejecutivo del pequeño sello Cavity Search. Smith no esperaba más que una edición en 7 pulgadas, pero, para su sorpresa, el sello quedó maravillado y ofreció un EP.

Todo en Roman candle fue íntimo. Desde la música y letras hasta las colaboraciones y la mezcla. La base de los nueve tracks era una guitarra acústica tocada con los dedos, además de la voz susurrada de Smith, que grababa más de una vez para sobreponerlas. Esta técnica, que se debía exclusivamente a la vergüenza que le producía escucharse, se convertiría a la larga en su sello personal. La mayoría de los otros arreglos fueron también hechos por Smith, siendo los más notorios algunos riffs de guitarra eléctrica. El resto son colaboraciones de sus amigos de entonces: co-escribió “No name #1″ con Gonson; sus compañeros de Heatmiser Tony Lash y Neil Gust también participaron, ayudando en la mezcla y apareciendo en la portada, respectivamente; y Pete Krebs, músico del sello Cavity Search, ayudó con instrumentación de apoyo para la citada “No name #1″ y “Kiwi maddog 20/20″.

Pero el sonido lo-fi y acústico no es lo que más se recuerda de Smith. Sus temáticas y letras pasaron a la historia, funcionando casi como un testamento de la alienación y soledad que sufría. Desde el principio, con el tema que da nombre al disco, Smith muestra odio y rabia contra su padrastro. Para quienes no lo conocen, se presenta como una “bengala con la cabeza llena de llamas», con ganas de hacer daño a quien fue responsable de una infancia complicada. La saga “No name» (de la 1 a la 4) demuestra más soledad y frustración, con uno que otro toque de sátira e ironía. “Condor avenue» y “Last call», ambas escritas mientras Smith todavía estaba en el colegio, otorgan otro enfoque –más adolescente y rabioso– al mismo sentimiento que rodea el disco.

Algo que sorprende es que, salvo en “Roman candle», los ritmos y melodías son bastante luminosos. Son las letras las que otorgan ese carácter de oscuridad y desesperanza a su música. Esto queda demostrado en el cierre, con “Kiwi maddog 20/20″, un homenaje a su vino favorito. No sólo es el único tema que funciona con instrumentación completa, sino que además cierra el disco dejando una extraña sensación de alivio y optimismo.

No hay duda de que Elliott Smith alcanzó su clímax musical más tarde –con discos como Either/or (Kill Rock Stars, 1997) o XO (Dreamworks, 1998)–, pero ningún otro tiene la honestidad, la crudeza y la esencia de lo que es Elliott Smith como Roman candle. La historia que viene después es por muchos conocida, pero es aquí cuando comenzó a escribirse. A la larga, su carrera sería efectivamente una “bengala». Pero, a diferencia de su intención original, esas llamas sirvieron como fuente de iluminación e inspiración a cualquiera que se familiarizó con su trabajo. Catorce años después, aún se niegan a apagarse. Supernet45
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Primera colaboración del dúo desde 1972, y es dedicado a la memoría de Andy Warhol, su mentor, quien murió inesperadamente en 1987. Drella fue un apodo creado por la superestrella Warhol Ondine para Warhol, una contracción de Dracula y Cenicienta, usado por los conocidos de Warhol.

Songs for Drella ofrece una especie de vie romancée de Warhol, enfocandose en sus relaciones interpersonales. Las canciones cen en tres categorías: la perspectiva en primera persona de Warhol (semi ficticio), ciclos narrativos en tercera persona sobre eventos y affairs, y los sentimientos y comentarios de Warhol en primera persona de Reed y Cale.
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Jarvis – Don’t Let Him Waste Your Time
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Well, you can stay all night if you want to
You can hang out with all of his friends
You can go and meet his mother and father
Hmm, you better make sure that’s where it ends

‘cause baby, there’s one thing that you gotta know:
Let him read your palm and guess your sign
Let him take you home and treat you fine
But baby –
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time

‘cause the years fly by in an instant
And you wonder what he’s waiting for
Oh, then some skinny bitch walks by in some hot pants
And he’s a-running out the door

So remember that one thing that you gotta know:
Let him read your palm and guess your sign
Let him take you home and treat you so fine
But baby –
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time

You ain’t getting no younger
And you’ve got nothing to show
So tell him that it’s now or never
And then –
Go go go go go

He can have his space
Yeah, he can take his time
Now he can kiss you where the sun don’t shine
Oh baby –
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time
Don’t let him waste your time
No, don’t let him waste your time
No, don’t let him waste your time
No, don’t let him waste your time
No, don’t let him waste your time


Neil Young grabó el álbum mediante improvisaciones, generalmente con guitarra eléctrica (aunque también hizo uso de piano, órgano y guitarra acústica) a medida que veía la última edición de la película en un estudio de grabación. La banda sonora de Dead Man se compone de siete temas instrumentales, con diálogos extraídos de la película y lecturas de poesía de William Blake por Johnny Deep.
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Mientras Radiohead acapara titulares y sesudas reflexiones sobre el futuro del mundo y de la música, su cerebro en la sombra, el multiinstrumentista Jonny Greenwood, vuelve al cine con There will be blood.

Es la quinta película de Paul Thomas Anderson (Boggie nights, Magnolia) y cobra dimensiones de Ciudadano Kane en su biopsia de un despreciable magnate en el nacimiento de la industria del petróleo. Esta basada en la novela Oil (Upton Sinclair-1927) y pese a que en el último momento la banda sonora ha sido descartada a las nominaciones a los Oscars -por incorporar 2 extractos de su anterior Popcorn superhet receiver-, Daniel Day Lewis , su protagonista ha sido nuevamente nominado.

P. T. Anderson, un reconocido fan de Radiohead decubrió el talento polifónico de Greenwood a través de Bodysong. Flipado con sus atípicas secuencias sonoras le pidió que escribiera el nuevo score explicandole su sueño inicial de hacer un film inspirado por Kubrik y la música de Penderecki, practicamente sin dialogos. Solo música y sonidos. Estuvimos hablando de cómo en El Resplandor, Kubrick usó un montón de trozos de Penderecki .Y de como los instrumentos, aquí, deberían ser coetaneos al cambio de siglo (XIX-XX) pero no música de época. Y aunque sepas que lo que oyes proviene de tecnología añeja, con una orquesta clásica puedes hacer cosas que resulten inquietantes. (J. Greenwood)

There will be blood es justo eso. 11 leves pero impactantes panorámicas con esa dimensión ártica de Kid A. Imaginativas piezas de cuerda atravesadas de tensión, tormenta o exquisitos pianos a lo Erik Satie, recompensadas en Hollywood por el Premio de la Crítica.

Aunque el carisma de Thom Yorke eclipse el halo comunal del grupo, es Jonny Greenwood, en el seno de Radiohead, el miembro mas inquieto, feraz e independiente. De hecho, esa proverbial rivalidad entre ambos les ha llevado a extravagantes duelos como ver quien incluía mas acordes en un tema (Just de Bends) o compartir desde grupos paralelos como Venus in Furs (Velvet golmine OSB) a piezas como Arpegi, inicialmente montada para la London Sinfonietta y la Arab Orchestra de Nazaret. Pero mientras Yorke ha sido mas pródigo en adulterios sonados (Bjork, Uncle, P J Harvey etc, o el mas reciente con los alemanes Modeselektor ), el pequeño de los Greenwood, junto a prestamos desiteresados (Pavement, Brian Ferry, etc), ha optado por desplegar un insospechado perfil de calígrafo sinfónico para cine y orquesta.

Sus lazos con el cine se han ido estrechando. Al margen de su aparición física y sonora en Harry Potter and the Goblet of Fire como parte de The Weird Sister (con Jarvis Cocker o Phil Selway), fue su banda sonora para el documental británico Bodysong (2003) la que le introdujo en territorio sinfónico. De hecho, le abrió el camino a ser comisionado al siguiente año por la BBC para escribir piezas como Smear, Piano for children y finalmente Popcorn Superhet Receiver con la que además se llevo el premio de los oyentes de la emisora pública.

Se trata de obras de cámara con clara vocación de vanguardia. (Penderecki y Messiaen están en su devocionario).Piezas un tanto espesas para piano, cuerda y ondes martenot. El instrumento, del que es fanático, es ese extraño artilugio que Greenwood induce en directo en los extravíos mas frenéticos de Radiohead. Fue patentado en 1928 por Maurice Martenot, un cellista y radiotelegrafista. Rivaliza con su precursor, el theremin, en sonidos marcianos pero con notas controladas a través de un teclado y gozó de un marcado respeto entre compositores de vanguardia como Messiaen, Varese, Boulez y fue usado incluso en bandas sonoras como Lawrence de Arabia.

Bodysong era aún pop. Una score movil de impresionismo abstracto dividida en 13 sketches de sonidos inquietos e interpretados por el propio Greenwood y el Emperor Quartet con ayuda ocasional de su hermano Colin y ecos de Can o Pink Floyd, totemes musicales del grupo.

There will be blood, por el contrario, no viene interpretada por Greenwod sino por el Emperor Quartet y la BBC Concert Orchestra dirigida por Robert Ziegler , el mismo colectivo que ya se ocupó del estreno de Popcorn superhet receiver y cuya grabación puedes oír libremente en la web de la BBC..

No es pop sino música incidental pura y dura. Realmente esplendida en su género y, desde luego, su mejor trabajo fuera de Radiohead. Fuente
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Después de la desintegración de The Smiths en 1987, Marr tocó la guitarra y armónica para The The y también trabajó con Bernard Sumner de New Order para formar Electronic. También se hizo productor, escritor, salió de gira y grabó con, entre otros, Bryan Ferry, The Pretenders, Kristy MacColl, Karl Bartos de Kraftwerk, Talking Heads, Black Grape, Billy Bragg, Pet Shop Boys, Beck y Oasis.

Johnny Marr y The Healers aparecieron primero en 2000 cuando Marr empezó a buscar músicos. Reclutó al batería y también hijo del ex-Beatle Ringo Starr, Zak Starkey, Cavewaves, Lee Spencer y el bajista de Kula Shaker, Alonza Bevan. La banda demoró dos años en completarse, porque Marr quería miembros que fueran escogidos «por química». El debut de la nueva banda fue en 2003, Marr cantó y escribió la letra de las canciones. El segundo LP iba a ser originalmente lanzado en abril de 2005 y un pequeño tour se esperaba poco después de eso, pero como Starkey está involucrado con Oasis y The Who, y Bevan ha vuelto a tocar con Kula Shaker para una exitosa reunión, se desconoce la fecha del siguiente LP.
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